R.D. del Congo - Lubumbashi: Cómo un sacerdote, de la Prelatura Opus Dei, hace apostolado en cualquier circunstancia
Para que la gente que tú tratas vea como se hace apostolado aprovechando cualquier circunstancia. Este es un sacerdote de la Prelatura Opus Dei, llamado Mario Vecilla, que tiene 72 años, es arquitecto, y nacido en un pueblo de Zamora llamado Villanueva de los Corchos, inundado por un pantano. Ahora vive en Lubumbashi la capital de Katanga una región de la R.D. del Congo.
Se
llamaba Abubacar y ahora se llama Felipe:
Conocí hace poco un joven papá que me dijo: “Soy católico desde
hace dos años, es decir desde que me casé. Antes era musulmán,
como mi padre”. Cuéntame cómo ese gran milagro se produjo, le
dije. “Todo empezó cuando mi padre me llevó a estudiar a un
colegio de Jesuitas, cuando tenía 12 años. Allí conocí la teoría
de la vida cristiana. Más tarde encontré a la que hoy es mi mujer.
Como ella era católica, durante nuestro noviazgo, hizo todo lo
posible para que la acompañara a Misa los domingos y que leyese
regularmente el Evangelio. También me enseñó a rezar el Rosario
¡Con ella aprendí la práctica! Poco a poco me di cuenta de la
verdad y de la belleza del cristianismo. Animado por mi novia, me
convertí, y eso es todo. Ahora estoy tratando de convertir a mis
numerosos hermanos y hermanas. Dos son ya católicos. Aquí tienes, una bella historia, que espero se repita con frecuencia
por estas tierras y por todas partes.
Me
voy al Este: El 3 de enero dejé Kemi, es decir Kinshasa,
con tiempo suficiente para llegar al aeropuerto sin problemas. Ese
día, los atascos fueron muy breves, indignos de nuestra capital. Por
eso, llegamos al aeropuerto tres horas y media antes de la salida
prevista para el avión. La señora que controlaba los billetes tenía
la cabeza rapada, pero esta vez yo no dije nada. Un agente de
seguridad vino para desearme un buen año, y me dijo que era
católico. En voz baja le pregunté por qué la señora tenía
los cabellos tan cortos. Me dijo: “hace unos meses, esta señora
fue atacada por los “kulunas” que le hicieron varias heridas en
la cabeza. Para curarla, tuvieron que afeitarle el cráneo”. Pero
ahora, le dije, podía dejar crecer el pelo. El agente, se fue a ver
a la señora para decirle que me interesaba su manera de peinarse.
La señora, muy sonriente, vino para decirme: “cuando por primera
vez me vi en el espejo con la cabeza afeitada, no me gustó nada. Pero
poco a poco me acostumbré a verme así, y ahora hasta me gusta”.
El
agente me pidió que le pagase una Coca-Cola. Como eres católico,
le dije, puedo hacerte un mejor regalo de Año Nuevo. “¿Qué
regalo?” Puedo confesarte para que empieces bien el 2017. Me miró con una mirada de decepción, pero poco a poco empezó a sonreír, y
dijo: “OK”.
Una
vez en la sala de espera, encontré a un joven papá muy bien vestido
y con aspecto de ser un ejecutivo, ya que leía constantemente
documento tras documento, y tenía varios teléfonos. Le pregunté si
estaba casado y me dijo que desde hace dos años. ¿Te has casado por
la Iglesia? “Claro que sí, el Padre Félix bendijo mi matrimonio
en Goma. ¿Lo conoce Vd.?” Le pregunté si se había confesado
antes de las Navidades. Ahí te va, lo que me dijo: “Soy
un hombre muy ocupado, y encima viajo mucho. Quería confesarme antes
de las fiestas, pero no tuve verdaderamente tiempo”. Ahora tiene
Vd. 2 horas antes de la salida del avión, si Vd. quiere…. “
¡Pues claro que quiero!” Se llama Nicolás, e intercambiamos
nuestros teléfonos para fijar una cita.
El
4 de enero, a las 10, el Arzobispo había convocado al clero y a los
agentes pastorales para desearles un feliz 2017. La sala era más
bien grande; bien preparada y perfectamente iluminada. Las mesas
tenían manteles y vasos encima. El encargado nos colocó, a D.
Federico y a mí en la mesa que estaba a la derecha de la mesa
presidencial. Poco a poco la sala se llenó de gente. Hubo todo tipo
de discursos haciendo referencias al año que se fue y a los
acontecimientos políticos y sociales del pasado diciembre. Entre
discurso y discurso, el presentador contaba todo tipo de chistes y de
historias simpáticas. Para que te rías un poco, te
transmito algunos de los chascarrillos contados.
Un sacerdote contó
la historia de su apellido –ILOWA-: “Cuando era pequeño, mi
abuela paterna quiso hechizarme. Para ello empezó a hacer las
ceremonias previstas, con vistas a hechizarme un día bien
determinado. Mi padre, yo no sé cómo, se enteró de lo que mi
abuela proyectaba hacerme y el día previsto, con su bicicleta, se
alejó de nuestro pueblo 100 km. Mi abuela, pensando que yo estaba en
el pueblo, hizo sus encantamientos que no pudieron afectarme ya que
me encontraba muy lejos, por eso me dieron un nuevo apellido: ILOWA,
que quiere decir: “el que escapó a la brujería”.
El
9 de enero, l’abbé Federico Quirós(otro sacerdote de la Prelatura Opus Dei) y yo fuimos al Instituto Superior
Pedagógico –ISP-, del cual soy capellán reemplazando a l’abbé
Laurent. Vimos al SGA –Secretario General Académico- que nos
recibió con mucha alegría. Después nos dimos una vuelta por los que
fueron unos hermosos edificios. El SGA nos dijo que este año hay
alrededor de 2.800 estudiantes. Como tú ves tengo
estudiantes para dar y tomar.
La misión del Instituto de Educación Superior es:
-La capacitación de maestros graduados y licenciados con cualidades morales y pedagógicas comprobadas.
-Capacitación de todos los profesores de secundaria para las disciplinas básicas literarias, comerciales, técnicas y científicas.
-Investigación en el campo de la pedagogía;popularizando los resultados de esta investigación escribiendo y distribuyendo libros de texto.
El
19, día de mi santo, a eso de las 12,15 el SGA del ISP me presentó
a los profesores y estudiantes católicos reunidos en el nuevo salón
de actos “Moisés Katumbi”. Este hombre hizo un discurso en el
que animó al público a estar orgullosos de pertenecer a la
verdadera Iglesia y que ayudaran al nuevo capellán en su trabajo. Me
presenté hablando un poco de mi vida pasada y de mis objetivos como
capellán de TODOS los estudiantes del ISP, y no solo de los
católicos. Al día siguiente fui a saludar a las autoridades
académicas, empezando por el DG, que me recibió con gran alegría.
Tiene un despacho magnifico, en el que me dijo: “antes de empezar,
recemos un poco”. Como es protestante le dije que la ocasión no
puede ser mejor ya que estamos en la ‘Semana de oración por la
unidad de los cristianos’. Rezamos un Padre Nuestro, y me pidió la
bendición; cosa que hice de la manera más solemne que pude. Me hizo
un discurso tan adulador, que me pongo colorado con solo recordarlo y
de hablarte de él. Entre otras cosas me dijo: “con vuestra sotana
blanca, Vd. es como un ángel venido del cielo para ayudarnos a vivir
como hermanos. Sea Vd. bien venido”. Con las otras autoridades,
siendo católicos, nada de discursos. Una conversación a fondo, que
terminó casi siempre en confesión para empezar bien el año. Me
encuentro como el ratón en el queso.
En
esta hermosa ciudad me desplazo siempre a pie. Por eso
encuentro en mi camino todo tipo de personas. Un estudiante que vende
créditos para el teléfono, que me dijo que era católico no
bautizado. Un señor que vino hacia mí con los brazos abiertos y me
dio un fuerte abrazo. Pensé que era católico, pero no. Me dijo:
“Soy protestante, muy amigo de Padre XX. Tiene 6 hijos y todos son
católicos”. Cada vez que lo encuentro, lo animo a seguir el camino
de sus hijos.
Encontré también una señora de unos 60 años, que
llevaba un cuello romano un poco ladeado, una Cruz pectoral dorada y
un enorme anillo. Como estábamos en la famosa semana ecuménica, la
saludé con simpatía llamándola ‘mama pastor’. Con un cierto
orgullo, me dijo: “puede llamarme mama pastor, pero soy más que
pastor Soy la primera mujer obispo de todo el África. Hablamos un
poco de la unidad de los cristianos. Antes de separarnos, me dice
señalando una puerta: “Vivo aquí, venga a verme cuando quiera, me
da mucha alegría hablar con Vd.” Como paso todos los días delante
de su casa, me parece que caeré en la tentación de ir a verla por
lo menos una vez.
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